Hecho a mano: creaciones únicas que relajan.
Cuando te invitan a que hagas algo a mano, automáticamente piensas: no tengo tiempo y no sé hacerlo.
El ejemplo de este gato basta para, al menos, tumbar la segunda excusa. No tiene por qué quedar así de bonito a la primera, pero parece sencillo y nunca se sabe a dónde te puede llevar la práctica.
Lo que es seguro es que el resultado será único, el regalo inolvidable para quien lo recibe y hacerlo te obligará a parar durante un rato y sentirte muy bien según lo vas confeccionando. Si además lo haces en compañía, en grupo, te partirás de risa. Habrá tantos gatos diferentes como personas haciéndolos. Y el precio seguro que es pequeño comparado con todo lo que revierte en ti.
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